Los exlibris son pequeñas etiquetas, grabados o estampas que se colocan en el interior de un libro, generalmente en la primera página, para indicar a quien pertenecen.
Suelen presentar una serie de características comunes: el nombre del propietario, un diseño artístico, un escudo, un símbolo o una imagen que lo representa.
Exlibris, significa literalmente “de entre los libros”. Originariamente servían para identificar la propiedad de libro y de esta manera evitar robos o pérdidas. Con unos diseños cuidados y elaborados, pronto se convierten en una forma de mostrar el gusto artístico y la personalidad del dueño.
UN POCO DE HISTORIA
Se cita como primer exlibris conocido una placa de barro cocido esmaltada en color azul y con inscripciones jeroglíficas que se conserva en el Museo Británico londinense y que perteneció al faraón egipcio Amenhotep III ( siglo XV A.C). Probablemente habría sido utilizada como marca de propiedad en los estuches de los rollos de papiro de su biblioteca.
Es a partir de la introducción de la imprenta y el uso de las técnicas de grabado cuando puede hablarse ya de exlibris en el sentido moderno del término. En esa época los libros eran objetos valiosos y muy caros y sus dueños querían asegurarse con la colocación de estos sellos, de que sus ejemplares no se perdieran. En una primera etapa (s, XV al XVIII) destacan los de tipo heráldico y a partir del s, XVIII se extenderán las alegorías, los símbolos y los emblemas.
A finales del XIX y principios del XX, los exlibris conocen una época dorada propiciada por el modernismo. A ello se une el auge de la bibliofilia, crece el interés por el “exlibrismo” y comienzan a aparecer los primeros coleccionistas. Surgen en esta época asociaciones, estudios y publicaciones especializadas que derivan en la celebración de congresos y concursos.
Lo que comenzó como una forma de marcar la propiedad de los libros, se convertirá con el tiempo en una forma artística, con grabados y diseños elaborados creados por importantes y conocidos artistas.
Sin llegar a perder la finalidad originaria como marca de propiedad, han terminado en convertirse en pequeñas obras gráficas aptas para enseñar, coleccionar e intercambiar, y se mantienen vivos en la cultura del libro y la colección.